domingo, 6 de diciembre de 2015

Jornada de difusión en Rosario. A dos años de la condena: ¡Libertad a los petroleros de las Heras!


Jornada de difusión en Rosario:
A dos años de la condena: ¡Libertad a los petroleros de las Heras!
¡Contra el Estado y sus cárceles! Los gobiernos pasan, ¡la lucha continúa!

Viernes 11 de diciembre a las 18 hs. Plaza Sarmiento (Entre Ríos y San Luis)

Los condenados de la Patagonia

Extraído de Boletín La Oveja Negra Nº34:

MEMORIA: LOS CONDENADOS DE LA PATAGONIA

La tierra pronto va a dar otra vuelta alrededor del sol y nuestros compañeros siguen luchando. A veces en localidades vecinas al pueblo santacruceño de Las Heras; otras cerca nuestro en actividades solidarias y de difusión lejos de su casa, donde los campos ya no son sinónimo de operadoras petroleras sino de agro–tóxicos y fumigaciones.

Parece increíble, pero aún hoy puede haber quien no sepa sobre la adversidad que enfrentan los amigos, familiares y, fundamentalmente, los condenados de Las Heras, acusados sin pruebas de asesinar a un perro de la burguesía, a un policía.

Así que lo diremos brevemente: el día 12 de diciembre del año 2013 la Cámara Oral Criminal de Caleta Olivia (Provincia de Santa Cruz) condenó a diez trabajadores del petróleo, una de las actividades productivas más comunes de la zona. «Los condenados fueron llevados a juicio acusados por el homicidio del policía Jorge Sayago, ocurrido durante una pueblada en 2006, la cual fuera provocada tras la detención de un referente petrolero en el marco de una lucha que éstos venían librando para lograr su encuadramiento sindical en la rama productiva que les correspondía, incorporándose así a un convenio colectivo con mejores escalas salariales y condiciones de trabajo. También demandaban la suba del mínimo no imponible, monto a partir del cual los asalariados tributan el impuesto a las ganancias.

Ramón Inocencio Cortez, José Rosales y Hugo González fueron condenados a prisión perpetua por homicidio agravado. Franco Padilla, por tener 14 años en el momento del hecho, fue sometido a “tratamiento tutelar”. Pablo Mansilla, Carlos Mansilla, Daniel Aguilar, Néstor Aguilar y Rubén Bach recibieron cinco años de prisión por coacción agravada. Darío Catrihuala, quien supuestamente disparó el arma contra Sayago y otros dos policías, recibió también cinco años de prisión por lesiones graves calificadas. Juan Pablo Bilbao y Alexis Pérez, quienes nunca fueron mencionados en ninguna declaración durante ni previa al juicio, fueron sobreseídos.» (Extraído de libertadalospetroleros.blogspot.com.ar).
Los compañeros fueron detenidos sin prueba alguna entre los años 2006 y 2009, y torturados física y psicológicamente para arrancarles testimonios, tras lo cual se les rearma la causa en el año 2010. Causa en la que ya se sabe solo pudieron probarse los apremios ilegales y las torturas recibidas.

La historia también es el tiempo presente

La Gendarmería, el Estado, la huelga, la cárcel y la policía, las noches de terror que se vivieron: realidad social de los explotados que no es solo patrimonio de antiguas gestas heroicas, sino que reaparece permanentemente en nuestro devenir histórico a través de la contradicción que estalla entre el Capital y el proletariado, entre las fuerzas opresoras y las fuerzas oprimidas. Tales contradicciones, que se expresaron ayer y hoy, constituyen el motor fundamental para desencadenar procesos de transformación en los que el potencial históricamente acumulado de los oprimidos se enfrenta a la opresión unilateral e indiscutible del mundo burgués. Asumir nuestro lugar en el conflicto entre dos clases antagónicas implica necesariamente comprender el proceso completo de la realidad, no solo sus efectos con sus posibles responsables en lo inmediato, sino también sus causas. En definitiva, las contradicciones sociales que generan dichos efectos. Para abrirle paso a una actividad realmente transformadora en nuestro medio social, para que ésta barra con las falsas criticas al reino del Capital, aquellas que hablan por ejemplo de males menores en la competencia de las fuerzas dominantes de nuestro tiempo, que hablan de “criticar lo criticable”, y que con esa gradualidad tan recurrente en boca de los imbéciles, exclaman que no todo es opresión y desigualdad, que existe una dominación justa, aceptable.

La realidad social a la que nos referimos es también una construcción histórica. Así, todas las explicaciones de lo real están también atravesadas por los intereses de los grupos de poder construyendo consenso y disciplinamiento en torno a naturalizar y asumir ciertos hechos que nada tienen de naturales, y mucho tienen de contingentes. La contingencia no golpea a cualquiera, no es azarosa. Presente y pasado, según lo vemos, son fundamento uno del otro, y en esa unidad contienen la miseria y la rebeldía que fermenta tras siglos de penurias vividas entre todos nosotros, por todas nosotras.
A través del ejercicio crítico de la memoria proletaria podemos vincular estrechamente la particularidad a la vez que la generalidad en la que el capitalismo se reproduce y transforma mediante la explotación del trabajo humano. Que esta condena sea un punto de llegada a comprender las implicancias de la Justicia impartida por los tribunales de la burguesía también puede ser un punto de inicio si asumimos las tensiones sociales y potencialidades disruptivas de nuestro tiempo: «¡Quien tiene el hierro tiene el pan!»